El origen de la palabra disciplina, deriva del latín discipilus, que significa discípulo, que es la persona que recibe la enseñanza del otro. Este primer principio, ya nos evoca a una relación de autoridad-subordinado, en que una persona dirige y la otra se somete y obedece.
La disciplina se define como una manera ordenada y sistematizada de hacer las cosas, regidas por un conjunto de normas y reglas y se entiende como un trabajo que realiza una persona para enseñar o adquirir buenos hábitos.
La disciplina puede verse como una ciencia o un arte, ya que para ejercerla es necesario que la persona siga unas instrucciones de una cierta doctrina de una manera eficaz para poderlo llevar a la práctica, y eso sin duda, es un arte…
Con lo mencionado, estarás de acuerdo, que uno de los ingredientes para ejercer dicha disciplina debe de ser el valor. Este valor se adquiere con un orden y cierta eficacia, necesarias para estar en condiciones de realizar dicha actividad.
Cuando ponemos disciplina en nuestra vida, adquirimos un mayor grado de responsabilidad, eso va a generar un mayor grado de garantía y credibilidad hacía los demás.
La disciplina nos permite corregir, moldear, fortalecer y perfeccionar nuestros hábitos de vida, cuando somos capaces de integrar en nuestro ser, el valor de la disciplina, no sentimos felices en lo que hacemos, ya no vemos el compromiso como una carga, no nos molestamos cuando nos piden algo, ya que pensamos que es el medio para seguir creciendo y perfeccionarse.
Con ella aprendemos a desarrollar la capacidad de ejercer el control de los deseos, de nuestro ego, de nuestras emociones, de nuestra manera de comunicarnos….sin duda este va ser el resultado de conseguir las metas u objetivos que nos hayamos propuestos…
Desde mi experiencia personal, y como terapeuta, quiero describir algunas pautas para ayudarte a desarrollar el valor de la disciplina…la primera, y para mi quizás la más importante, es a aprender a reconocer los apoyos que tienes y como los puedes aprovechar para que te ayuden a llegar al objetivo…, a darte cuenta, que este valor te va ayudar y te ofrecerá la oportunidad de participar de una manera cívica.
Mantener una salud óptima, tanto física, emocional y mental, la lectura, hacer ejercicio, y alimentarme adecuadamente te puede ayudar a desarrollar este valor.
Pensar con paciencia y positivamente, y ser realista, puede permitirte llegar mucho más lejos de lo que tus creencias limitantes te bloquean, esto a la vez, va generando una conciencia bien formada que te va permitir reconocer los deberes propios y que con el tiempo se ponen en marcha para actuar.
Sin disciplina, es prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante las adversidades que nos presentan en nuestra vida cotidiana….
La disciplina nos conecta con nuestro DIOS interior que todos llevamos dentro….es el valor de la armonía, porque todo guarda su lugar y su proporción.