Un hombre abandona su cuerpo y de pronto se halla en un paraíso deslumbrante, rodeado de flores y de un cielo hermoso, entonces se mira a sí mismo y piensa: “Esto es precioso, me porté mejor de lo que me imaginaba, debo estar en el cielo, que extraordinario !… pero necesito un lugar dónde vivir…”
En el mismo momento, aparece a escasos metros la casa de sus sueños…se acerca a la puerta, la abre y comprueba que el decorado es maravilloso. “La casa dónde siempre quise vivir !”, en eso que toma asiento en un extraordinario sofá y piensa: “Tengo hambre…”, justo en el instante, la puerta de la cocina se abre y deja al descubierto estantes de sus platos preferidos.
Una vez disfrutó de sus manjares, pensó, “me gustaría escuchar música”, y otra vez al instante comienza a sonar la tocata de Bach que más le atrae. “Esto es fascinante piensa…”
Pasan varios días de este lujoso ambiente sintiéndose cómodo y relajado, hasta que un día piensa: “Esto está genial, pero me gustaría compartirlo con alguien…” , y al momento alguien golpea la puerta. Se abre la puerta y entra una mujer, es la compañera perfecta en el plano sexual, intelectual, emocional y espiritual. “Adelante !” y la invita…
Y así semana tras semana van cumpliéndose todos sus deseos. Pero al cabo de seis meses, él advierte, que si bien obtiene lo que quiere, no siente una mayor plenitud aún. Detecta que aún hay miedo en su mente porqué se llena de espanto de pensar que pudiera perder todo. Al darse cuenta que se había apegado a tanto lujo, piensa “Siempre creí que, si conseguía lo que quería, iba a ser feliz, pero no puedo serlo por qué mi felicidad está supeditada a la cosas que me dan”.
Se pregunta: “¿Porqué mi paz depende tanto de los factores externos? Todos estos regalos que me han dado no me han hecho más sereno. Es verdad que no sufro por las cosas que no tengo, pero lo cierto es que tampoco encuentro mi paz”
Siguió consumiendo y haciendo las cosas que le gustaban, pero al cabo de un mes, ya se cuestionó definitivamente si le era útil todo eso, porque no notaba que hubiera trascendido sus deseos, no había corregido esa zona interior que sólo se siente cómoda cuando consigue lo que quiere…y se empezó a preguntar, sino habría un lugar en el universo donde podía superar esos miedos latentes y este aislamiento que tantos problemas le acarrearon siempre.
Entonces fue a ver a la persona que estaba al cargo de todo esto, y le dice: “No quería ser ingrato ni arrogante, pero creo que quiero que me manden al infierno. En eso que el jefe le responde: “¿Dónde cree que está usted ahora?”
La felicidad no se compra. La felicidad está en nuestra naturaleza, y es el producto de liberarnos constantemente de aquello que nos hace sufrir.
Molt bo Oriol.
Una abraçada molt gran.